Estamos rodeadas de inputs como el slow-process, el handmade, los tejidos orgánicos y la sostenibilidad. Son muchas las marcas, tanto de nueva creación como grandes marcas, que se suman a esta forma de producción consciente. Pero, ¿nos dirigimos hacia un camino más ético o tan solo se trata de la moda y del estilo de la década en la que nos encontramos?
En los noventa, vivimos un cambio significativo con el minimalismo. Con Marc Jacobs, Donna Karan, Ralph Lauren y Calvin Klein como referentes. La década del blanco, el negro y el gris mezclado con una imagen andrógina. Luego entramos en la década de los 2000 de la mano de los chándales de terciopelo y el denim en todas sus variantes. Pasados los años, en 2010 se reinventa con el conocido Athleisure, vestirse con ropa de lo más deportiva era lo más cool.
Y ahora, ¿podemos decir que esta década toca la sostenibilidad, las prendas de segunda mano, los algodones orgánicos y el upscycling? ¿Y qué, dentro de unos años toda esta ética va a quedar atrás?
El futuro se viste de forma ética
Podemos contestar de forma contundente que no es así. La sostenibilidad no es una moda pasajera que pierde fuerza a medida que pasan los años. Es mucho más que una silueta, mucho más que unos tejidos, mucho más que unas prendas significativas y mucho más que una tendencia.
La sostenibilidad ha venido para quedarse. Hablamos de un cambio desde raíz. La industria de la moda está construida sobre unos pilares insostenibles que empiezan a resquebrajarse y que si no arreglamos con alternativas sostenibles se derrumbarán.
Tenemos que entender que una cosa son las tendencias a seguir, los must-have de la temporada, los colores estrella y todo lo que conlleva crear un look estético acorde con la época; y otra totalmente distinta son las bases donde empiezan los procesos de diseño, la creación de los tejidos y la elaboración de las prendas.
El cambio está en conseguir que década tras década cambien los estilos y las modas, pero siempre estén basadas en procesos éticos.
Sabemos que este año se volverán a llevar las gorras, las gabardinas, los denim anchos y los chalecos de punto. Tú, como consumidora ética, puedes seguir todas estas tendencias consiguiendo las prendas de muchas formas distintas como en mercados de segunda mano, en marcas sostenibles que muestran sus procesos o heredadas, por lo tanto, no tiene nada que ver el estilo con la forma de conseguirlo.
La sostenibilidad no es una moda. Es la única opción posible de crearla.